- ¡Qué no me gusta el pescado!
- Pues te lo comes.
- ¡Qué no me gusta entero con espinas!
- Todo buen volantón de mirlo acuático no puede sólo alimentarse de jugosos y rollizos tricópteros.
Tras un buen banquete, unos estiramientos.
¡Qué me caigo!
un buen baño, un meticuloso acicalamiento plumero y…
¡voilà!, una auténtica bolita de algodón que ni en el centrifugado
13/01/2012 at 16:34 Permalink
Anda que no le cuesta a la madre que se trague el pescao…
Si es que todos los niños son iguales: que si las espinas, que si es mucho…