FOTOPOEMAS

Círculos, Ralph Waldo Emerson (1803-1882)

“Toda nuestra vida somos aprendices de la verdad de que siempre puede trazarse un círculo en torno a otro; de que en la naturaleza no hay final alguno, sino que todo final es un inicio (…)”.

MARTÍN PESCADOR
Foto: Xabi Ramos

Miró Martín desde su rama
y se sumergió Pescador,
bajó Martín Pescador
y pescó Martín Pescador,
bajó Martín, pájaro pobre,
y subió rico Pescador
con su carga de plata viva
y algunas gotas de agua azul,
porque el pescador Martín
sólo se nutre de arco iris,
de la luz que ondula en el agua:
y luego se sienta y consume
pescaderías palpitantes.
PABLO NERUDA, Arte de Pájaros

PETIRROJO, Foto: Txemi

“A la hora del café, por la ventana que daba a la huerta, Chemín miró la fiesta de pájaros en el viejo manzano florecido. Durante el hosco silencio del invierno sólo acudía allí el petirrojo, picando como un niño minero en las sienes plateadas por el musgo, saltando en las ramas desnudas con su saquito de aire alegre y colorado. A veces también venía el mirlo. Posaba su melancolía de crepúsculo, devolviendo de reojo la mirada del hombre, y luego huía de repente, abriendo las alas en un pentagrama oscuro con pico naranja.”
Manuel Rivas “La vieja reina alza el vuelo”

MIRLO, Foto: Txemi

¡ÁRBOLES!, Foto: Jon Maeso
¿habéis sido flechas caídas del azul?
¿qué terribles guerreros os lanzaron?
¿han sido las estrellas?
vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,
de los ojos de Dios, de la pasión perfecta.
¡Árboles!
¿conocerán vuestras raíces toscas mi corazón en tierra?
Federico García Lorca

PÁJARO CARPINTERO, Foto Tx
El carpintero toco toc:
los bosques destilan al sol
agua, resina, noche, miel,
los avellanos revistieron
galones de pompa escarlata:
aún sangran los palos quemados,
duermen los zorros de Boroa,
crecen las hojas en silencio
mientras circula, bajo tierra,
el idioma de las raíces:
de pronto el silencio verde
el carpintero toco toc.
PABLO NERUDAArte de pájaros

LABERINTO, Foto Tx
¿Conseguiremos proteger la libertad de poder renunciar a esos estúpidos hilos de Ariadna que impiden a los hombres descubrir si el laberinto del mundo está hecho para perderse o para hacer que nos reencontremos invisiblemente en un camino?
FRANCO MICHIELLI, “La vocación de perderse”

“LA GRAN LEY”, Foto Jon Maeso
La hoja cae y su tiempo pasa, su determinación ha llegado al fin y se hunde en la gran capa de humus de la que surgirá la nueva vida…

Du und das Weltall, Ein Weltbild von Bruno H. Buergel (1930)

SENSATION

Par les soirs bleus d´eté, j´irais dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l´herbe menue:
Rêveur, j´en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.
Je ne parlerai pas, je ne penserai rien:
Mais l´amour infini me montera dans l´âme,
Et j´irai loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la Nature, – heureux comme avec une femme.
Mars 1870, RIMBAUD

Los rastreadores de la pampa podían vivir de la caza. En el curso de interminables persecuciones, los perseguidores de la llanura aprendieron a reconstruir el aspecto y los movimientos de una presa invisible a través de sus rastros: huellas en terreno blando, ramitas rotas, excrementos, pelos o plumas arrancados, olores, charcos enturbiados, hilos de saliva. Aprendieron a husmear, a observar, a dar un sentido a la más mínima huella. Ese es mi método, dijo Croce.

Ricardo PLIGIA “Los casos del comisario Croce”

Jabalí macho FOTO Txemi

ETERNO RETORNO. Foto Jon Maeso

No hay principio ni final. El sol sale y se pone todos los días, y las estaciones pasan. Los días, meses y años se van alternando, dejándonos sol, lluvia, granizo, viento, nieve y heladas. Las hojas caen en otoño y brotan de nuevo en primavera. La Tierra gira en la inmensidad del espacio. La hierba aparece y desaparece con  el calor del sol. Las granjas y los rebaños duran más que la vida de una persona. Nacemos, vivimos nuestras vidas de gente trabajadora y morimos. Pasamos por aquí como las hojas de roble que vuelan por nuestra tierra en invierno. Cada uno de nosotros somos tan solo una pequeña parte de algo permanente, algo sólido, real y verdadero. Las raíces de nuestro sistema agrario y la forma de vida vinculada a él están hundidas en los campos de este paisaje desde hace más de cinco mil años.

“La vida del pastor. La historia de un hombre, un rebaño y un oficio eterno”,
James Rebanks. Debate 2016

LA LENTITUD DE LOS BUEYES
Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad cuando perdió sus ganados y sus pastos.
Durante mucho tiempo mis antepasados cuidaron sus rebaños en la región donde se espesan el silencio y la retama.
Y no tuvieron otro dios que su existencia ni otra memoria que el olvido
Caliente aún está la piedra donde bebían la sangre de sus vides al caer de la tarde.
Pero qué lejos todo si recuerdo.
Qué lejos de mí la región de las fuentes del tiempo, el lugar donde el hombre nace y se acaba en sí mismo como una flor de agua.
Ellos no conocían la intensidad del fuego ni el desamor de los árboles sin savia.
Los graneros en su pobreza eran inmensos. La lentitud estaba en la raíz del corazón.
Y en su sosiego acumularon monedas verdes de esperanza para nosotros.
Pero el momento llegó de volver a la nada cuando los bueyes más mansos emprendieron la huida y una cosecha de soledad y hierba reventó sus redes.
Ahora apacientan ganados de viento en la región del olvido y algo muy hondo nos separa de ellos.
Algo tan hondo y desolado como una zanja abierta en la mitad del corazón.
JULIO LLAMAZARES

MARCESCENCIA, Foto Jon Maeso

La vida es el reino de lo no-lineal, la vida es el reino de la autonomía del tiempo,
es el reino de la multiplicidad de las estructuras. Y esto no se ve fácilmente en el universo no viviente.

ILIA PRIGOGINE

En el silencio de la anochecida, cuando llegan las primeras estrellas y callan los pájaros, oímos caer del árbol los frutos maduros. Newton fijó en esa caída una ley física. Nosotros, en el crujido que los frutos maduros producen entre la hierba seca, sólo sentimos cómo se rompe la música del silencio.

Para un nuevo “Tratado de armonía”, ANTONIO COLINAS
BOSQUES, Foto Jon Maeso

En los cerrados bosques de los acantilados del norte descubro un muro derruido, los restos de un poblado primitivo. Perteneció a las gentes dedicadas a la caza y que el propio bosque acabó devorando. Eran gentes que, probablemente, subieron desde las cuevas de los acantilados y que, más tarde, pasarían a labrar las tierras de los llanos. Ahora, entre las maraña de troncos y de ramas sólo quedan las piedras derrumbadas de aquella cultura del fuego. El bosque era su reino. El fuego su talismán.

Para un nuevo “Tratado de armonía” ANTONIO COLINAS

Por doquier, el abandono de la agricultura y de los campos permite que la naturaleza salvaje vuelva a invadirlo todo: bancales y caminos, huertos y ruinas. Los pinos y jarales crecen en cualquier sitio. Paradójicamente el bosque vuelve a avanzar precisamente en los años en que el bosque tiende a arder, a desaparecer. En ambos casos –ya avance el bosque o ya se incendie- el hombre se retira, el hombre retrocede y fracasa en el proyecto de fundar su vida.
Para un nuevo “Tratado de armonía”,
ANTONIO COLINAS

El álamo joven crecía y crecía. Buscando la luz, superó incluso la altura de la azotea de la casa. Ahora, una mañana, hemos descubierto que el árbol se inclina peligrosamente y que, tarde o temprano, acabará cayendo. Por eso debemos cortarlo. El joven y brioso álamo nos demuestra que no se puede buscar la luz sin que las raíces sean lo suficientemente profundas. El ser –como el álamo- debe crecer en igual medida: hacia arriba y hacia abajo, hacia la luz y hacia la sombra, para no caer derrotado por el exceso.
Para un nuevo “Tratado de armonía”,
ANTONIO COLINAS

Recuerdo también ahora otro álamo de mis tierras altas. Crecía en el centro y en la soledad de un páramo. Un día, después de una tormenta, apareció completamente sin hojas. Todas las hojas estaban sobre el suelo. En este caso el álamo nos prueba que es peligroso ascender demasiado donde todo es desnudez, donde nada asciende. Importante es la armonía con el entorno. “Nada de lo que destaca brilla”, escribió un pensador oriental.
Para un nuevo “Tratado de armonía”,
ANTONIO COLINAS

Yo, poeta
popular, provinciano, pajarero,
fui por el mundo buscando la vida:
pájaro a pájaro conocí la tierra:
reconocí dónde volaba el fuego:
la precipitación de la energía
y mi desinterés quedó premiado
porque aunque nadie me pagó por eso
recibí aquellas alas en el alma
y la inmovilidad no me detuvo.
PABLO NERUDA, Arte de pájaros